GABRIELA MISTRAL
Pensamientos Pedagógicos
Para las que enseñamos:
1. Todo para la escuela; muy poco para nosotras mismas.
2. Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la
sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra.
3. Vivir las teorías hermosas. Vivir la bondad, la actividad
y la honradez profesional.
4. Amenizar la enseñanza con la hermosa palabra, con la
anécdota oportuna, y la relación de cada conocimiento con la vida.
5. Hacer innecesaria la vigilancia de la jefe. En aquella a
quien no se vigila, se confía.
6. Hacerse necesaria, volverse indispensable: esa es la
manera de conseguir la estabilidad en un empleo.
7. Empecemos, las que enseñemos, por no acudir a los medios espurios para ascender.
La carta de recomendación, oficial o no
oficial, casi siempre es la muleta para el que no camina bien.
8. Si no realizamos la igualdad y la cultura dentro de la escuela,
¿dónde podrán exigirse estas cosas?
9. La maestra que no lee tiene que ser mala maestra: ha
rebajado su profesión al mecanismo de oficio, al no renovarse espiritualmente.
10. Cada repetición de la orden de un jefe, por bondadosa que
sea, es la amonestación y la constancia de una falta.
11. Más puede enseñar un analfabeto que un ser sin honradez,
sin equidad.
12. Hay que merecer el empleo cada día. No bastan los
aciertos ni la actividad ocasionales.
13. Todos los vicios y la mezquindad de un pueblo son vicios
de sus maestros.
14. No hay más aristocracia, dentro de un personal, que la
aristocracia de la cultura, o sea de los capaces.
15. Para corregir no hay que temer. El peor maestro es el
maestro con miedo.
16. Todo puede decirse; pero hay que dar con la forma. La
más acre reprimenda puede hacerse sin deprimir ni envenenar un alma.
17. La enseñanza de los niños es tal vez la forma más alta
de buscar a Dios; pero es también la más terrible en el sentido de tremenda
responsabilidad.
18. Lo grotesco proporciona una alegría innoble. Hay que
evitarlo en los niños.
19. Hay que eliminar de las fiestas escolares todo lo
chabacano.
20. Es una vergüenza que hayan penetrado en la escuela el couplet 1 y la danza grotesca.
21. La nobleza de la enseñanza comienza en la clase atenta y
comprende el canto exaltador en sentido
espiritual, la danza antigua -gracia y decoro-,
la charla sin crueldad y el traje simple y correcto.
22. Tan peligroso es que la maestra superficial charle con la alumna, como es hermoso que esté a su lado siempre la maestra que tiene algo que enseñar fuera de clase.
23. Las parábolas de Jesús son el eterno modelo de
enseñanza: usar la imagen, ser sencilla
y dar bajo apariencia simple el pensamiento
más hondo.
24. Es un vacío intolerable el de la instrucción que antes
de dar conocimientos, no enseña métodos para estudiar.
25. Como todo no es posible retenerlo, hay que hacer que la
alumna seleccione y sepa distinguir
entre la médula de un trozo y el detalle
útil pero no indispensable.
26. Como los niños no son mercancías, es vergonzoso regatear
el tiempo en la escuela.
Nos mandan instruir por horas, y educar siempre. Luego,
pertenecemos a la escuela en todo
momento que ella nos necesite.
27. El amor a las niñas enseña más caminos a la que enseña
que la pedagogía.
28. Estudiamos sin amor y aplicamos sin amor las máximas y
aforismos de Pestalozzi y
Froebel, esas almas tan tiernas, y por eso no alcanzamos lo que alcanzaron ellos.
29. No es nocivo comentar la vida con las alumnas, cuando el
comentario critica sin emponzoñar, alaba sin pasión y tiene intención
edificadora.
30. La vanidad es el peor vicio de una maestra, porque la
que se cree perfecta se ha cerrado, en verdad todos los caminos hacia la perfección.
31. Nada es más difícil que medir en una clase hasta dónde
llegan la amenidad y la alegría y dónde
comienza la charlatanería y el desorden
32. En el progreso o el desprestigio de un colegio todos tenemos parte.
33. ¿Cuántas almas ha envenenado o ha dejado confusas o empequeñecidas para siempre una maestra durante su vida?
34. Los dedos del modelador deben ser a la vez firmes, suaves y amorosos.
35. Todo esfuerzo que no es sostenido se pierde.
36. La maestra que no respeta su mismo horario y lo altera
sólo para su comodidad personal, enseña
con eso el desorden y la falta de seriedad.
37. La escuela no puede tolerar las modas sin decencia.
38. El deber más elemental de la mujer que enseña es el decoro en su vestido. Tan
vergonzosa como la falta de aseo es la falta de seriedad en su exterior.
39. No hay sobre el mundo nada tan bello como la conquista
de almas.
40. Existen dulzuras que no son sino debilidades.
41. El buen sembrador siembra cantando.
42. Toda lección es susceptible de belleza.
43. Es preciso no considerar la escuela como casa de una,
sino de todas.
44. Hay derecho a la crítica, pero después de haber hecho
con éxito lo que se critica.
45. Todo mérito se salva. La humanidad no está hecha de
ciegos y ninguna injusticia persiste.
46. Nada más triste que el que la alumna compruebe que su
clase equivale a su texto.
"Revista de Educación", Año II, Nº 1. Santiago,
marzo de 1923.
En: "Magisterio y niño". Ed. de Roque Esteban
Scarpa. Santiago de Chile: Editorial Andrés
Bello, 1979.
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